Sunstone

Cuenta la leyenda que los feroces guerreros vikingos, conocidos como expertos navegantes, usaban la piedra solar para navegar por los océanos que los rodeaban. Incluso cuando el cielo estaba cubierto de nubes, esta piedra mística podía señalar la ubicación del sol, brillando al captar sus esquivos rayos. Su secreto tiene un origen mucho más terrenal. Al enfriarse la lava fundida, diminutas plaquetas metálicas —hematita, goethita, pirita o, en circunstancias muy excepcionales, cobre— quedan atrapadas en los cristales. El resultado es una piedra que brilla como si albergara fuego interior, incluso en la penumbra.

Las sociedades antiguas creían que la piedra solar eran fragmentos de sol que caían a la tierra durante un eclipse solar. Usaban sus poderes para brindar energía física, pasión, coraje y alegría a quien la contemplaba. Especialmente útil en momentos de estrés o mala salud, la piedra solar puede aumentar la vitalidad y brindar concentración. Quienes poseen una piedra solar pueden descubrir que, al igual que la piedra misma, irradian poder personal, libertad y una conciencia expandida dentro de sí mismos.