Mango Wood

Ningún otro árbol tiene tanto poder divino como el mango. Cultivar el árbol es parte del camino hacia la salvación definitiva en la religión hindú y Buda pasó horas meditando bajo el amplio dosel de un bosque de mangos. La medicina ayurvédica incorpora no sólo el fruto del árbol de mango sino también las hojas y la corteza en remedios destinados a rejuvenecer el cuerpo y el alma.

Los árboles de mango son originarios del clima tropical del subcontinente indio. Hace casi 3.000 años, grupos migratorios trajeron mangos a las islas frente a la costa este de Asia. Viajes posteriores extendieron el árbol por África, China, América del Sur e incluso Europa. El mango de larga vida forma un hermoso huerto de hoja perenne y proporciona una abundante cosecha de frutas dulces.

Cuando finalmente se cosecha el árbol, su madera es naturalmente clara, de color marrón dorado con hermosos y prominentes patrones de vetas. Quemar el mango sagrado provocaría la ira de los dioses, por lo que los artesanos recurren a la madera liviana para instrumentos musicales y muebles. Aunque es denso, es fácil de trabajar y se presta para detalles intrincados y diseños ornamentados.

La madera de mango es susceptible al desconchado, la decoloración causada por el crecimiento de hongos en el árbol. El mango spalted presenta vetas que van desde el beige pálido hasta casi el negro e incluso verdes y amarillos terrosos. En lugar de disminuir su valor, el colorido dramático es muy apreciado. De hecho, es tan buscado que los cultivadores buscan activamente las condiciones que crean el spalting. Utilizando métodos patentados que abarcan la línea entre el arte y la ciencia, controlan la temperatura y la humedad, así como la materia orgánica alrededor del árbol, para obtener colores ricos y contrastantes.

La madera de mango simboliza las bendiciones espirituales más alegres: amor, pasión, fertilidad y abundancia. Los amantes que desean relaciones duraderas y felices declaran sus sentimientos mutuos a la sombra del mango. Sus ramas se cuelgan sobre las puertas de un hogar para anunciar un nuevo nacimiento.

Su presencia invita a la recompensa terrenal y anima a meditar sobre las recompensas adicionales que se obtienen al vivir una vida virtuosa.