Cuando se descubrió oro en el interior de Australia Occidental, los buscadores hallaron una piedra de color amarillo cremoso oculta en nódulos junto a las vetas. Parecía una versión verde limón de la crisoprasa, un mineral cristalino. Pero en realidad se trata de un mineral completamente distinto.
Luego, el agua subterránea caliente que contiene sales de níquel se filtra a través del suelo, la solución rica en sílice se acumula y se endurece dentro de la roca huésped. El resultado es esta piedra suave y lisa, a veces con delicadas vetas de color chocolate que crean fascinantes patrones en su superficie. Durante siglos, ha sido la piedra predilecta para tallar cuentas y esculturas.
La crisoprasa limón se conoce como la Piedra de la Armonía porque ayuda a armonizar incluso las relaciones más difíciles. Se dice que ayuda a superar el miedo y proporciona una presencia inspiradora. Los sanadores la utilizan para facilitar la transición a la siguiente etapa de la vida. Los artistas la usan para canalizar su creatividad y abrirse a nuevos conceptos.

