Los granates reciben su nombre del latín granatum, que significa "granada", porque se parecen a las semillas que contienen. Según el Talmud, la única luz que iluminaba el arca de Noé la proporcionaba un gran granate.
Hace que los productos de la imaginación creativa se manifiesten en el mundo real. El granate ilumina las almas oscuras y trae esperanza.

