Galena

En el planeta volcánico Venus, las temperaturas en las llanuras bajas alcanzan los 400 °C, lo suficientemente altas como para vaporizar los minerales de su superficie y convertirlos en una brillante niebla metálica. A mayor altitud, las temperaturas descienden y esta niebla se condensa, formando una neblina de galena sobre las montañas. En la Tierra, la galena cristaliza en cubos octaédricos como bloques de construcción.

Los antiguos egipcios lo utilizaban como kohl cosmético para protegerse del sol del desierto, mientras que los aficionados a las casas del siglo XIX lo encontraron el semiconductor perfecto para alimentar sus radios de cristal. Hoy en día se considera el precursor de todos nuestros sistemas electrónicos. Metafísicamente, por lo tanto, tiene sentido que proporcione conexión a tierra y mejore la concentración de las energías. La galena, la "piedra de la armonía", estimula la interacción entre las personas y reduce las ideas autolimitantes, como la idea de que el metal nunca podría caer del cielo.