El agua calentada por la lava, al filtrarse a través de enormes depósitos de feldespato y cuarzo, provoca una alteración a nivel molecular. Algunos elementos se erosionan y otros se transforman, dando lugar a los componentes de intrincados y delicados cristales llamados epidota. Las columnas de epidota suelen presentarse en grupos. Si bien la superficie del cristal es verde, con tonalidades que van desde un verde pistacho brillante hasta casi negro, al observarlo desde otro ángulo se aprecian matices secundarios terrosos de verde, marrón o, en ocasiones, amarillo.
En los momentos difíciles de la vida, la epidota impulsa una transformación personal. Su energía positiva disipa la negatividad estancada y elimina la inseguridad. La epidota fomenta la evaluación realista de las fortalezas y debilidades propias, así como la capacidad de fijar metas en consecuencia. Usa esta piedra para cambiar tu perspectiva y avanzar con determinación.

