Aragonite

Calmante y energizante a la vez, el aragonito es un mineral enigmático que siempre sorprende. Es químicamente idéntico a la calcita, pero tiene una estructura completamente diferente. Sin embargo, es termodinámicamente inestable y puede transformarse fácilmente en calcita. Casi siempre se encuentra en depósitos formados en lugares de alta presión y bajas temperaturas cerca de la superficie terrestre, como estalactitas en cuevas o en lechos de yeso. Sin embargo, interesantes formaciones de aragonito aparecen como acumulaciones de sedimentos cerca de aguas termales cuando el agua libera calcio y forma montículos. Cuando se forma una banda, este aragonito se talla y se denomina mármol ónice.

La aragonita es un mineral y, sin embargo, también se produce mediante procesos biológicos aún no del todo comprendidos. En esta forma, constituye la base de las conchas o esqueletos vivos y fosilizados de criaturas marinas. Los moluscos también la secretan para crear el nácar o madreperla. Y, curiosamente, es la base de las conchas de los extintos amonites espiralados, que se han transformado químicamente en la ammolita iridiscente, otra forma de aragonita. Con una capacidad de transformación, la aragonita representa la capacidad de transformarse y de poner siempre la verdad en primer plano.

Las formas más famosas de aragonito son los cristales maclados, llamados cúmulos estelares o sputniks, que son herramientas importantes para los sanadores. Irradian energía en múltiples direcciones para crear una potente fuerza luminosa que brinda una sensación de paz y ayuda a sanar heridas del pasado.