Ammonite

Hace más de 100 millones de años, un vasto mar tropical interior se extendía por lo que hoy es Norteamérica, desde las Montañas Rocosas al oeste hasta los Apalaches al este. Criaturas exóticas nadaban en sus profundidades, incluyendo reptiles marinos, tiburones, peces y mariscos, todos los cuales alcanzaron proporciones descomunales en comparación con las especies actuales. El amonites fue uno de los más prolíficos y adaptables. Los fósiles de sus conchas, con proporciones precisas que recuerdan a la espiral áurea, aún existen en el suelo a lo largo del Frente de las Montañas Rocosas e inspiran transformación y crecimiento personal.

La criatura de cuerpo blando que creó las conchas sigue siendo un misterio, pero se cree que está estrechamente emparentada con el pulpo moderno, una de las criaturas marinas más inteligentes. Los amonites construían sus conchas de forma similar a las ostras y los nautiloideos, filtrando calcita del agua de mar para construir una cámara del tamaño adecuado para sus cuerpos. A medida que el amonite crecía, añadía cámaras cada vez más grandes que se enroscaban hacia afuera, conectadas por paredes interiores especiales. Las secciones más pequeñas del centro se volvieron útiles para controlar la flotabilidad, y el amonite pudo nadar libremente en las profundidades.

Pero el mar interior donde vivían los amonites experimentó una transformación constante, creciendo y menguando, absorbiendo depósitos microscópicos de limo de la tierra firme circundante y albergando nuevas especies. A lo largo de las Montañas Rocosas, un rico registro fósil nos habla de una época en la que los amonites respondieron a los cambios ambientales evolucionando hacia una amplia variedad de subespecies, caracterizadas por una gama de tamaños, ornamentación exterior e incluso patrones de espirales. Esta notable capacidad de adaptación y desarrollo en nuevas condiciones se asemeja a una poderosa energía metafísica. El amonite permite liberarse del pasado y abrazar el futuro, ver el potencial y las oportunidades en lugar de la agitación. Mantener el amonite en casa o en la oficina invita a la prosperidad, el éxito y la vitalidad.